Tu eras una jugosa nube blanca,
yo un hambriento lobo tras un cordero.
Bailabas como una musa entregada,
azúcar bañado de caramelo.
La noche lanzaba flechas de carmín,
luces sangrientas ¡Feroz tiranía!
Te vi desnuda, logré sobrevivir;
sensual, atractiva, infiel fantasía.
Los labios mojados de vino tinto.
Si hubieras estado conmigo. Pero
cuando tú te fuiste, el silencio vino.
Besos perdidos con sabor a poco,
húmedo recuerdo, amargo consuelo.
Salgo los viernes y me vuelves loco.